miércoles, 23 de julio de 2014

DESBORDE POPULAR Y CRISIS DEL ESTADO




DESBORDE POPULAR
y crisis del  Estado

(JOSE MATOS MAR )



1. LEGADO ANDINO Y PATRIA CRIOLLA:
UNA NACIÓN INCONCLUSA
En el siglo XVI se señala el encuentro de dos realidades distintas: la andina y la hispana, como un choque que supuso “una relación de dominación-subordinación entre dos culturas”. Sin embargo, también señala que el proceso de colonización también significa el primer paso hacia una identidad peruana y ya no exclusivamente indígena. El desplazamiento de la cultura indígena y la imposición del modelo hispánico no implico la desaparición de la primera, más bien se indica que fue un pacto en silencio que mantuvo vigente las estructuras de relación de lo andino frente a lo hispano.
“El régimen colonial promovió sin embargo, dentro de la contradicción, una unidad que la Republica posterior fue incapaz de reforzar. El estado colonial no era un gobierno legítimo pero era un ente omnipresente que cumplía su rol director y organizador de la sociedad”.
Más adelante, durante el siglo XIX, la fuerza detrás de la causa independentista no fue el pueblo indígena, sino que fueron los criollos (españoles nacidos en suelo americano). Quienes, una vez obtenida la independencia mantuvieron el mismo tipo de relación monopólica con el mundo andino y no buscaron integrar una Republica con este. A fines del siglo XIX, bajo el contexto de la posguerra se empiezan a dar los cimientos para lo que será el estado moderno basado en “préstamos y capitales que multiplicaron su capacidad operativa”. También se consolidan las actividades como la agricultura y otras actividades extractivas con carácter monopólico. La aparición de estas deviene en la presencia de un nuevo individuo en la costa peruana: el obrero asalariado, mientras que en otras áreas del país, el campesino seguía siendo maltratado por mecanismos como el enganche. Una vez iniciado el siglo XX época de la república, ya que la clase social que concentra el poder político es oligarquía  peruana, la cual representa al país desde sus intereses particulares, dejando de lado una vez más  los intereses de la realidad alejada de la capital.
En el siglo XX, vemos un recuento de los movimientos políticos presentes en el periodo previo al golpe militar llevado a cabo en 1968 por el general Velasco Alvarado y la cúpula militar. Durante este lapso se dan cambios en el estado, impulsados por la fuerte presión popular. También a la aparición de los partidos políticos más representativos de ese siglo: APRA, PCP y PSP, entre otros, durante las primeras décadas del siglo. De estos partidos destacan las figuras de los lideres (José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre) que fueron los referentes en los sectores populares.
El punto más importante es el de los movimientos demográficos entre la sierra y costa. Estos, empezaron a reconstituir la distribución de los habitantes en el país y también pusieron en contacto dos realidades separadas por la geografía, pero unidas por los mismos limites soberanos. Las migraciones son el fenómeno por él  cual más adelante aparecerán las primeras barriadas en las periferias de los centros poblados más importantes de la costa, sobre todo en la capital del país. Matos Mar, señala datos estadísticos en lo que se demuestra el proceso de migración. Durante la década de 1940 la mayor parte de la población aún era rural. Por ejemplo, el 65% era población serrana. Sin embargo, 20 años después en 1961, la migración cobró mayor peso y la población rural paso a ser solo el 53%.
En términos económicos señala también que, hacia la década de 1950, el Perú se sostenía sobre la exportación de materia prima impulsado por un pequeño núcleo de grandes propietarios. Se debe señalar que en un contexto global la guerra de Corea impulso igualmente las exportaciones nacionales. De las cuales el gobierno, populista, de Odría se vio beneficiado con esto. Bajo este escenario surgen nuevos partidos políticos: Acción Popular, el PPC. Surgen nuevas vías de comunicación que unen al país. Hacia la década de 1960 se indica que también hay movimientos migratorios producto del inicio de la década de la producción del agro en la sierra y la concentración de desarrollo industrial en la costa.
Es en la década de 1960 que se produce el primer desborde. Debido a que la decadencia del sector agro, que mencionamos en el párrafo anterior, produce huelgas y manifestaciones contra los terratenientes. Surgen voces de reclamo. Sobre todo el de la Reforma Agraria. Las instituciones políticas que mantenían sus estructuras casi intactas desde el siglo XIX entran en crisis ya que no puede controlar las fuerzas emergentes. El gobierno militar busco aprovechar la oportunidad de representar los reclamos populares, de llevar a cabo reformar ansiadas: “Reforma Agraria, el reconocimiento de la diversidad cultural y la oficialización del quechua”. Sin embargo, los militares durante la primera etapa del gobierno se alejaron del clamor popular marcando distancia del discurso político y las acciones llevadas a cabo. El segundo momento del gobierno militar busco más bien deshacer las reformas impuestas y el retorno a la democracia con un costo económico alto: se incrementó la deuda externa y la banca privada recupero su poder. Por otro lado, los partidos políticos tradicionales (PAP, AP y la izquierda) no convencieron a los diversos sectores populares. Si estas reformas hubieran sido aplicadas en un momento oportuno el desborde quizás pudo ser canalizado.

2. EL NUEVO ROSTRO DEL PERÚ
Se propone revisar y exponer la realidad de las décadas posteriores al gobierno militar. En este punto se considera lo siguiente como punto inicial:
“La geografía humana del país ha sufrido alteraciones sustantivas: la población nacional se ha triplicado en menos de cuatro décadas; mientras que un activo proceso de urbanización tiende a concentrar en las ciudades a más del 65% de la población total del país. El escenario en el que se juega el drama nacional ha pasado del campo a las ciudades.”
En el contexto internacional durante la década de 1970 a la guerra de Vietnam, “el re-ordenamiento mundial en las relaciones de poder, una crisis económica internacional y un acercamiento en las comunicaciones entre todas las naciones”. Todos estos  fenómenos sociales ubicaban al país en una situación compleja en su realidad de país tercermundista. Para el Perú durante este periodo el gobierno militar fue el impulsor de los cambios ansiados por el sector popular o marginal, llegando a un punto de maltrato frente al sector más acomodado. El gobierno militar tuvo dos periodos: 1968 – 1975 y 1975 – 1980. Cada uno con características y políticas específicas.  En el ámbito social y económico se expone como el rostro del país ha cambiado ya que las migraciones de pobladores de los andes a las ciudades costeñas son cada vez más comunes debido a la búsqueda de mejores servicios y atenciones del estado que no recibían en sus localidades.
Por otro lado, también se señala cual sería una de las causas a la posterior hiperinflación a mediados de la siguiente década, ya que menciona algunas de las razones para esta: “Si se restringe la producción agropecuaria, si se incentiva la producción exportadora; si se hace cada vez más importante la población urbana que reclama con más fuerza por su bienestar; si se devalúa permanentemente; y si la industria utiliza materias primas importadas en elevada proporción; entonces, las condiciones para generar inflación están ya dadas.” .Si bien son interesantes los datos económicos y estadísticos brindados, una forma más directa de explicar el fenómeno social vivido la encontramos cuando señala la existencia de dos circuitos económicos coexistiendo: El oficial y el alternativo. El segundo es el creado como respuesta a la indiferencia desde la clase política que maneja el país. Este sistema contestatario “hace visibles las limitaciones en la acción del Estado y el permanente desborde del mismo”. Las características de este sector en crecimiento son las siguientes: el uso de la mano de obra, el trabajo familiar, la flexibilidad, el sentido agudo de la creatividad.
La inflación ya se encontraba en marcha  y a inicios de la década de 1980, con el retorno de la democracia, el costo de vida en el país iba aumentando. Las estructuras familiares se reestructuraron buscando la supervivencia. Una de las características  es la familia como centro de la empresa en el sector contestatario, añadiendo también la fuerte presencia femenina como líder dentro de este grupo.  Frente a este fenómeno la acción del estado para controlarlo fue mínima ya que el reprimirlo, conllevaría a la aparición de “formas violentas de obtención de recursos o ingresos (robo, prostitución, tráfico ilícito de drogas).”. Por lo que no le quedaría otra alternativa que tolerar el desborde generado.  El cual, fue generado por su misma inoperancia, así como también la del sistema legal. Por otro lado, las manifestaciones populares: paros, huelgas, entre otros fueron más frecuentes durante la década de 1980.
Separación entre el Estado y la sociedad. La cual es visible desde la década 1950 con una relación de oposición a lo formal, que fue establecido por la sociedad peruana del siglo XIX. El proceso de urbanización acelerado no fue acompañado por un proceso de industrialización, por lo que las estructuras económicas, sociales y culturales están deterioradas, surgiendo la respuesta contestaría antes señalada.
Desde una mirada política, se muestra a Sendero Luminoso como una respuesta a la formalidad de los partidos revolucionarios existentes y su poca capacidad para generar el cambio. “Cuestiona el orden establecido y los mismos códigos semánticos en los que se expresa el debate ideológico formal.”. Su modo de operar también denota a la informalidad como respuesta al crecimiento desordenado. Siguiendo con la exposición de otros temas dentro de la sociedad del país, también se menciona a la Iglesia Católica, una de las instituciones más sólidas en la tradición perdió mucha de su influencia debido a la expansión de otras manifestaciones religiosas. Las cuales estuvieron más atentas a los reclamos populares. Estas se “enfrentan a las estructuras formales de la iglesia, identificadas con el aparato del Estado.”.
Por otro lado, se señala a los medios de comunicación como un elemento de suma importancia en la construcción de este nuevo rostro del Perú. Se indica a la TV como una ventana hacia el exterior. Mediante la cual ingresan nuevas ideologías y expresiones culturales, generando dependencia. También se expone que el papel que cumplen los medios no refleja la cruda realidad del país, sino que mostraba imágenes relacionadas con el bienestar.  Finalmente, es necesario también señalar el panorama sobre la educación, ya que también se exponen datos sobre esta. Indicando que esta también se encuentra desbordada: “El estallido de las aspiraciones, buscando canalizarse a través del sistema educativo, ha terminado por desbordar la formalidad de la escuela, del colegio, de la universidad y de los institutos especializados. Las nuevas formas y sistemas que se expresan en miles de centros educativos, operan al margen del control ministerial”. Estos modelos tuvieron mucha presencia en los barrios populares, ya que como en líneas anteriores señalamos, este sistema contestatario buscaba el acceso a servicios y bienestar que el Estado no podía brindar con eficiencia.



3. EL NUEVO ROSTRO URBANO: LA FORJA DE UNA IDENTIDAD
Se centra en brindar información puntual sobre las migraciones en Lima desde la década de  1950 a mediados de la década de 1980.
Señalando que el ritmo de crecimiento de la capital es superior al de cualquier otra región del país: en 1984 el 50% de la población urbana se encuentra en la capital. Según el censo de 1981 el 41% de los pobladores de Lima eran provincianos. Como señala el autor, esto viene del interior del país en busca de nuevas oportunidades y mejores servicios. El 54% de estos vienen de la sierra. Siendo los habitantes de Ancash los que poseen un mayor porcentaje con respecto a los demás. “Lima es una ciudad de forasteros”. Los nuevos pobladores se asientan sobre lo que fueron los valles de Lurín y Chillón por el norte, Pucusana por el sur y Ricardo Palma por el este.
Todo esto modifico los límites de la Lima tradicional. Incluso el autor señala, que la llegada de estos pobladores modifico el circuito tradicional ya que muchos pobladores se movilizaron hacia nuevas zonas. Es en este punto que surgen dos tipos de zonas en Lima “la primera corresponde a distritos surgidos de barriadas y urbanizaciones populares y la segunda incluye a los distritos tradicionales y modernos.”.  En la primera zona, se considera el desborde como el mecanismo que las lleva adelante, incluso llevando a encerrar al sector tradicional mediante las invasiones, ya que estas redujeron el casco urbano de los sectores medios y opulentos.
Durante la década de 1950, se tuvo un control oficial del crecimiento urbano. Sin embargo, este no estuvo planificado para el volumen de las migraciones masivas generándose las primeras rupturas con la legalidad propuesta por el sector oficial.
“El migrante tuvo que adaptarse al contexto que le ofrecía la ciudad y encontrar soluciones en las posibilidades dadas por su experiencia previa. Tenía dos opciones: someterse o violar los límites del sistema establecido.”.
El segundo camino fue la regla en muchos casos, las invasiones en áreas marginales tomaron fuerza a partir de ese momento. “las invasiones de predios urbanos y rurales, el Perú inauguro la era de la nueva contestación de masas”. Hacia la década de 1980 las barriadas y urbanizaciones populares se consolidaron como intensos focos de mestizaje. En estas la combinación de tradiciones provenientes de los primeros migrantes y las tradiciones de la capital, incorporadas por hijos de estos dieron como resultado nuevas expresiones culturales. También se menciona el nuevo rostro que tiene Lima desde 1960. Una de las características fue la aparición de ferias ambulantes en las calles, muy parecidas a las que se dan en la sierra. Igualmente aparecen espacios comerciales representativos del sistema económico contestatario: La Parada, Polvos Azules, La Avenida Grau, son algunos de estos. Lo andino poco a poco fue borrando la tradición hispánica y se introdujo en los distritos más tradicionales. Sobre los provincianos en Lima señala Matos Mar la importancia de la asociación y los clubes provincianos como instituciones que giran en torno a la fiesta folclórica, pero también como instituciones que ofrecen al apoyo al migrante y proteger la identidad cultural de su lugar de origen.
Sobre la identidad cultural que se busca preservar, además se menciona a la música andina como expresión que “evoluciona y se urbaniza”. Al folclore andino se le incorporan elementos de la tecnología existentes en la capital produciendo una nueva expresión. La cual, es impulsada por medios de difusión como la radio, televisión o incluso los casetes en los mercados mencionados anteriormente. La música es un punto central en la vida del sector contestatario o desbordado del que habla el escritor. Alrededor de esta encontramos a lo largo de las décadas  referentes como los coliseos folclóricos durante la década de 1960 y más adelante los chichodromos y salsodromos en las décadas de 1970 y 1980.
Otros de los elementos que caracterizan al nuevo rostro de la ciudad son: El microbús. Este genera caos con rutas complicadas. Los espacios públicos también colapsan, ya que son pocos los parques en Lima. La autoridad limitada y la expansión de la delincuencia y violencia convirtiendo a Lima en una ciudad tomada. El sistema político oficial se encuentra colapsado frente a esto y la respuesta de los sectores populares es la organización en torno  a “sistemas autónomos de vigilancia barrial.
La presencia de provincianos en la capital no es solo un caso aislado, es un caso representativo de una realidad nacional señala el autor. Se muestra a estos migrantes como una fuerza que transformo el rostro del país. El contraste que señala entre los migrantes andinos de las décadas de 1950 y 1960 con los migrantes del contexto. Los primeros tienen demandas paternalistas frente al estado, los segundo buscan transformar con sus propios medios frente a la incapacidad de este.
Lo ilegal se institucionaliza y es la nueva cultura a la que “el Perú oficial  solo puede responder con el escándalo, la indiferencia o los intentos esporádicos y violentos para hacer sentir que sigue existiendo más allá de los límites de la inmensa casba limeña”. Los sectores contestatarios avanzan en la ciudad dejando a los sectores tradicionales encerrados en reductos cada vez más exclusivos y influyendo de a pocos en sus patrones de conducta, incluyendo a la banca y sectores industriales. El contexto de crisis impulsa este estilo contestatario caracterizado por la ilegalidad. El fenómeno no es comprendido por las diversas instituciones oficiales o tradicionales. Sin embargo, señala que el estilo tiene un valor positivo, ya que condenarlo sería condenar la misma creatividad del hombre peruano. Propone canalizar este impulso en la construcción de un orden social más justo y más nuestro.

4. LA CRISIS DEL ESTADO Y EL DESBORDE POPULAR
En este capítulo se ahonda la existencia de dos Perú. Uno formal y otro informal. El formal se caracteriza por la presencia del Estado, el centralismo, los partidos políticos tradicionales, la burocracia, entre otros. El informal se caracteriza por representar al Perú marginado. Señala que este contraste es heredado desde la época colonial y tiene existencia durante un periodo largo de la república.
Las ciudades son los centros privilegiados por el Perú oficial. Mientras que en las regiones del otro Perú se impulsaba el maltrato y explotación de los recursos. Todo este sistema, como señalamos en líneas previas es heredado de un sistema colonial y a la vez por los primeros años de la república. Un momento determinante en la historia entre estas dos realidades es la Guerra del Pacifico, la cual represento un duro golpe para la economía del Perú formal, pero también puso de manifiesto al Perú informal con su participación en la campaña de la Breña, ya que se reclamaba tan peruano como el oficial. También se menciona que los pocos cambios en la relación de estas dos realidades opuestas empiezan a mostrar las primeras señales de problemas. La escaza representación del Estado-nación y el problema de la identidad nacional aun no llegan a hacer crisis durante el cambio de siglo. Por otro lado, también señala la llegada de ideologías foráneas adaptadas a la realidad nacional. Sin embargo, terminaron desfigurando la realidad. Por ejemplo, “la aspiración del artesanado y el proletariado de la naciente izquierda era, no la transformación de los términos y relaciones entre lo oficial y la nación plural de las mayorías, sino la mera captura y aprovechamiento de las estructuras de poder del Estado oficial.”. Las transformaciones más profundas se dan a partir de la década de 1950 con la aparición de las primeras barriadas a causa de la migración de pobladores andinos. Otros elementos que dinamizaron más este proceso son: la Reforma Agraria, los cambios en la economía, entre otros. Los cuales, a la vez incrementaron la problemática nacional. Es la explosión de problemas acumulados a lo largo de todos muchos años .Señala a las invasiones como el ejemplo perfecto para poner en manifiesto el contacto entre la cultura oficial y la cultura andina, ya que estas tomaron los predios de la primera, así como también impusieron nuevos estilos en constante desborde y expansión en la economía, la política, la educación, entre otros.
Nos indica que el Perú de esa época (1984)  es un espacio dominado por la presencia de representantes de todo el país. La fuerza del sector contestatario se encuentra balanceada frente a algunas instituciones oficiales que conservan el poder económico. Sin embargo, se resalta que es la primera vez que desde la época colonial es visible una totalidad peruana. La “informalización” es un fenómeno que actúa frente a la inoperancia del Estado. “El Perú oficial no podrá imponer otra vez sus condiciones. Deberá entrar en dialogo con las masas en desborde, para favorecer la verdadera integración de sus instituciones emergente en el Perú.


COMENTARIO
José Matos Mar con su texto  nos ayuda a comprender el proceso de transformación que había vivido el país producto de las migraciones que empezaron con fuerza en los años 50.
Desde entonces, el Perú dejó de ser un país rural y se convirtió en un país urbano. Pero no solo esto: esta transformación fue producto del peruano de las provincias, aquel a quien hoy llamamos emergente. El Perú cambió de rostro y su transformación no solo fue política y económica sino social. De pronto, el Perú aún virreinal pasó a tener el rostro mestizo que hoy le reconocemos con orgullo.

DESBORDE POPULAR Y CRISIS DEL ESTADO EN PTT








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