DESBORDE POPULAR
y crisis del Estado
(JOSE MATOS MAR )
1.
LEGADO ANDINO Y PATRIA CRIOLLA:
UNA
NACIÓN INCONCLUSA
En el siglo XVI se señala
el encuentro de dos realidades distintas: la andina y la hispana, como un
choque que supuso “una relación de dominación-subordinación entre dos culturas”.
Sin embargo, también señala que el proceso de colonización también significa el
primer paso hacia una identidad peruana y ya no exclusivamente indígena. El
desplazamiento de la cultura indígena y la imposición del modelo hispánico no
implico la desaparición de la primera, más bien se indica que fue un pacto en
silencio que mantuvo vigente las estructuras de relación de lo andino frente a
lo hispano.
“El régimen colonial promovió sin
embargo, dentro de la contradicción, una unidad que la Republica posterior fue
incapaz de reforzar. El estado colonial no era un gobierno legítimo pero era un
ente omnipresente que cumplía su rol director y organizador de la sociedad”.
Más adelante, durante el siglo XIX, la
fuerza detrás de la causa independentista no fue el pueblo indígena, sino que
fueron los criollos (españoles nacidos en suelo americano). Quienes, una vez
obtenida la independencia mantuvieron el mismo tipo de relación monopólica con
el mundo andino y no buscaron integrar una Republica con este. A fines del siglo
XIX, bajo el contexto de la posguerra se empiezan a dar los cimientos para lo
que será el estado moderno basado en “préstamos y capitales que multiplicaron
su capacidad operativa”. También se consolidan las actividades como la
agricultura y otras actividades extractivas con carácter monopólico. La
aparición de estas deviene en la presencia de un nuevo individuo en la costa
peruana: el obrero asalariado, mientras que en otras áreas del país, el
campesino seguía siendo maltratado por mecanismos como el enganche. Una vez
iniciado el siglo XX época de la república, ya que la clase social que
concentra el poder político es oligarquía peruana, la cual representa al país desde sus
intereses particulares, dejando de lado una vez más los intereses de la
realidad alejada de la capital.
En el siglo XX, vemos un recuento de
los movimientos políticos presentes en el periodo previo al golpe militar
llevado a cabo en 1968 por el general Velasco Alvarado y la cúpula militar.
Durante este lapso se dan cambios en el estado, impulsados por la fuerte
presión popular. También a la aparición de los partidos políticos más
representativos de ese siglo: APRA, PCP y PSP, entre otros, durante las
primeras décadas del siglo. De estos partidos destacan las figuras de los
lideres (José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre) que fueron los
referentes en los sectores populares.
El punto más importante es el de los
movimientos demográficos entre la sierra y costa. Estos, empezaron a
reconstituir la distribución de los habitantes en el país y también pusieron en
contacto dos realidades separadas por la geografía, pero unidas por los mismos
limites soberanos. Las migraciones son el fenómeno por él cual más
adelante aparecerán las primeras barriadas en las periferias de los centros poblados
más importantes de la costa, sobre todo en la capital del país. Matos Mar,
señala datos estadísticos en lo que se demuestra el proceso de migración.
Durante la década de 1940 la mayor parte de la población aún era rural. Por
ejemplo, el 65% era población serrana. Sin embargo, 20 años después en 1961, la
migración cobró mayor peso y la población rural paso a ser solo el 53%.
En términos económicos señala también
que, hacia la década de 1950, el Perú se sostenía sobre la exportación de
materia prima impulsado por un pequeño núcleo de grandes propietarios. Se debe
señalar que en un contexto global la guerra de Corea impulso igualmente las
exportaciones nacionales. De las cuales el gobierno, populista, de Odría se vio
beneficiado con esto. Bajo este escenario surgen nuevos partidos políticos:
Acción Popular, el PPC. Surgen nuevas vías de comunicación que unen al país.
Hacia la década de 1960 se indica que también hay movimientos migratorios
producto del inicio de la década de la producción del agro en la sierra y la
concentración de desarrollo industrial en la costa.
Es en la década de 1960 que se produce
el primer desborde. Debido a que la decadencia del sector agro, que mencionamos
en el párrafo anterior, produce huelgas y manifestaciones contra los terratenientes.
Surgen voces de reclamo. Sobre todo el de la Reforma Agraria. Las instituciones
políticas que mantenían sus estructuras casi intactas desde el siglo XIX entran
en crisis ya que no puede controlar las fuerzas emergentes. El gobierno militar
busco aprovechar la oportunidad de representar los reclamos populares, de
llevar a cabo reformar ansiadas: “Reforma Agraria, el reconocimiento de la
diversidad cultural y la oficialización del quechua”. Sin embargo, los
militares durante la primera etapa del gobierno se alejaron del clamor popular
marcando distancia del discurso político y las acciones llevadas a cabo. El
segundo momento del gobierno militar busco más bien deshacer las reformas
impuestas y el retorno a la democracia con un costo económico alto: se incrementó
la deuda externa y la banca privada recupero su poder. Por otro lado, los
partidos políticos tradicionales (PAP, AP y la izquierda) no convencieron a los
diversos sectores populares. Si estas reformas hubieran sido aplicadas en un
momento oportuno el desborde quizás pudo ser canalizado.
2. EL
NUEVO ROSTRO DEL PERÚ
Se propone revisar y exponer la
realidad de las décadas posteriores al gobierno militar. En este punto se
considera lo siguiente como punto inicial:
“La geografía humana del país ha
sufrido alteraciones sustantivas: la población nacional se ha triplicado en
menos de cuatro décadas; mientras que un activo proceso de urbanización tiende
a concentrar en las ciudades a más del 65% de la población total del país. El
escenario en el que se juega el drama nacional ha pasado del campo a las
ciudades.”
En el contexto internacional durante la
década de 1970 a la guerra de Vietnam, “el re-ordenamiento mundial en las
relaciones de poder, una crisis económica internacional y un acercamiento en
las comunicaciones entre todas las naciones”. Todos estos fenómenos
sociales ubicaban al país en una situación compleja en su realidad de país
tercermundista. Para el Perú durante este periodo el gobierno militar fue el
impulsor de los cambios ansiados por el sector popular o marginal, llegando a
un punto de maltrato frente al sector más acomodado. El gobierno militar tuvo
dos periodos: 1968 – 1975 y 1975 – 1980. Cada uno con características y
políticas específicas. En el ámbito social y económico se expone como el
rostro del país ha cambiado ya que las migraciones de pobladores de los andes a
las ciudades costeñas son cada vez más comunes debido a la búsqueda de mejores
servicios y atenciones del estado que no recibían en sus localidades.
Por otro lado, también se señala cual
sería una de las causas a la posterior hiperinflación a mediados de la
siguiente década, ya que menciona algunas de las razones para esta: “Si se
restringe la producción agropecuaria, si se incentiva la producción
exportadora; si se hace cada vez más importante la población urbana que reclama
con más fuerza por su bienestar; si se devalúa permanentemente; y si la
industria utiliza materias primas importadas en elevada proporción; entonces,
las condiciones para generar inflación están ya dadas.” .Si bien son
interesantes los datos económicos y estadísticos brindados, una forma más
directa de explicar el fenómeno social vivido la encontramos cuando señala la
existencia de dos circuitos económicos coexistiendo: El oficial y el
alternativo. El segundo es el creado como respuesta a la indiferencia desde la
clase política que maneja el país. Este sistema contestatario “hace visibles
las limitaciones en la acción del Estado y el permanente desborde del mismo”. Las
características de este sector en crecimiento son las siguientes: el uso de la
mano de obra, el trabajo familiar, la flexibilidad, el sentido agudo de la
creatividad.
La inflación ya se encontraba en
marcha y a inicios de la década de 1980, con el retorno de la democracia,
el costo de vida en el país iba aumentando. Las estructuras familiares se
reestructuraron buscando la supervivencia. Una de las características es la familia como centro de la empresa en el
sector contestatario, añadiendo también la fuerte presencia femenina como líder
dentro de este grupo. Frente a este fenómeno la acción del estado para
controlarlo fue mínima ya que el reprimirlo, conllevaría a la aparición de
“formas violentas de obtención de recursos o ingresos (robo, prostitución, tráfico
ilícito de drogas).”. Por lo que no le quedaría otra alternativa que tolerar el
desborde generado. El cual, fue generado por su misma inoperancia, así
como también la del sistema legal. Por otro lado, las manifestaciones
populares: paros, huelgas, entre otros fueron más frecuentes durante la década
de 1980.
Separación entre el Estado y la
sociedad. La cual es visible desde la década 1950 con una relación de oposición
a lo formal, que fue establecido por la sociedad peruana del siglo XIX. El
proceso de urbanización acelerado no fue acompañado por un proceso de
industrialización, por lo que las estructuras económicas, sociales y culturales
están deterioradas, surgiendo la respuesta contestaría antes señalada.
Desde una mirada política, se muestra a
Sendero Luminoso como una respuesta a la formalidad de los
partidos revolucionarios existentes y su poca capacidad para generar el cambio.
“Cuestiona el orden establecido y los mismos códigos semánticos en los que se
expresa el debate ideológico formal.”. Su modo de operar también denota a la
informalidad como respuesta al crecimiento desordenado. Siguiendo con la
exposición de otros temas dentro de la sociedad del país, también se menciona a
la Iglesia Católica, una de las instituciones más sólidas en la tradición
perdió mucha de su influencia debido a la expansión de otras manifestaciones
religiosas. Las cuales estuvieron más atentas a los reclamos populares. Estas
se “enfrentan a las estructuras formales de la iglesia, identificadas con el
aparato del Estado.”.
Por otro lado, se señala a los medios
de comunicación como un elemento de suma importancia en la construcción de este
nuevo rostro del Perú. Se indica a la TV como una ventana hacia el exterior.
Mediante la cual ingresan nuevas ideologías y expresiones culturales, generando
dependencia. También se expone que el papel que cumplen los medios no refleja
la cruda realidad del país, sino que mostraba imágenes relacionadas con el
bienestar. Finalmente, es necesario también señalar el panorama sobre la
educación, ya que también se exponen datos sobre esta. Indicando que esta
también se encuentra desbordada: “El estallido de las aspiraciones, buscando
canalizarse a través del sistema educativo, ha terminado por desbordar la
formalidad de la escuela, del colegio, de la universidad y de los institutos
especializados. Las nuevas formas y sistemas que se expresan en miles de
centros educativos, operan al margen del control ministerial”. Estos modelos
tuvieron mucha presencia en los barrios populares, ya que como en líneas
anteriores señalamos, este sistema contestatario buscaba el acceso a servicios
y bienestar que el Estado no podía brindar con eficiencia.
3. EL
NUEVO ROSTRO URBANO: LA FORJA DE UNA IDENTIDAD
Se centra en brindar
información puntual sobre las migraciones en Lima desde la década de 1950
a mediados de la década de 1980.
Señalando que el ritmo de crecimiento
de la capital es superior al de cualquier otra región del país: en 1984 el 50%
de la población urbana se encuentra en la capital. Según el censo de 1981 el
41% de los pobladores de Lima eran provincianos. Como señala el autor, esto viene
del interior del país en busca de nuevas oportunidades y mejores servicios. El
54% de estos vienen de la sierra. Siendo los habitantes de Ancash los que
poseen un mayor porcentaje con respecto a los demás. “Lima es una ciudad de
forasteros”. Los nuevos pobladores se asientan sobre lo que fueron los valles
de Lurín y Chillón por el norte, Pucusana por el sur y Ricardo Palma por el
este.
Todo esto modifico los límites de la
Lima tradicional. Incluso el autor señala, que la llegada de estos pobladores
modifico el circuito tradicional ya que muchos pobladores se movilizaron hacia
nuevas zonas. Es en este punto que surgen dos tipos de zonas en Lima “la
primera corresponde a distritos surgidos de barriadas y urbanizaciones
populares y la segunda incluye a los distritos tradicionales y modernos.”. En la primera zona, se considera el desborde
como el mecanismo que las lleva adelante, incluso llevando a encerrar al sector
tradicional mediante las invasiones, ya que estas redujeron el casco urbano de los
sectores medios y opulentos.
Durante la década de 1950, se tuvo un
control oficial del crecimiento urbano. Sin embargo, este no estuvo planificado
para el volumen de las migraciones masivas generándose las primeras rupturas
con la legalidad propuesta por el sector oficial.
“El migrante tuvo que adaptarse al
contexto que le ofrecía la ciudad y encontrar soluciones en las posibilidades
dadas por su experiencia previa. Tenía dos opciones: someterse o violar los límites
del sistema establecido.”.
El segundo camino fue la regla en
muchos casos, las invasiones en áreas marginales tomaron fuerza a partir de ese
momento. “las invasiones de predios urbanos y rurales, el Perú inauguro la era
de la nueva contestación de masas”. Hacia la década de 1980 las barriadas y
urbanizaciones populares se consolidaron como intensos focos de mestizaje. En
estas la combinación de tradiciones provenientes de los primeros migrantes y
las tradiciones de la capital, incorporadas por hijos de estos dieron como
resultado nuevas expresiones culturales. También se menciona el nuevo rostro
que tiene Lima desde 1960. Una de las características fue la aparición de
ferias ambulantes en las calles, muy parecidas a las que se dan en la sierra.
Igualmente aparecen espacios comerciales representativos del sistema económico
contestatario: La Parada, Polvos Azules, La Avenida Grau, son algunos de estos.
Lo andino poco a poco fue borrando la tradición hispánica y se introdujo en los
distritos más tradicionales. Sobre los provincianos en Lima señala Matos Mar la
importancia de la asociación y los clubes provincianos como instituciones que
giran en torno a la fiesta folclórica, pero también como instituciones que
ofrecen al apoyo al migrante y proteger la identidad cultural de su lugar de
origen.
Sobre la identidad cultural que se
busca preservar, además se menciona a la música andina como expresión que
“evoluciona y se urbaniza”. Al folclore andino se le incorporan elementos de la
tecnología existentes en la capital produciendo una nueva expresión. La cual,
es impulsada por medios de difusión como la radio, televisión o incluso
los casetes en los mercados mencionados anteriormente. La
música es un punto central en la vida del sector contestatario o desbordado del
que habla el escritor. Alrededor de esta encontramos a lo largo de las
décadas referentes como los coliseos folclóricos durante la década de
1960 y más adelante los chichodromos y salsodromos en
las décadas de 1970 y 1980.
Otros de los elementos que caracterizan
al nuevo rostro de la ciudad son: El microbús. Este genera caos con rutas
complicadas. Los espacios públicos también colapsan, ya que son pocos los
parques en Lima. La autoridad limitada y la expansión de la delincuencia y
violencia convirtiendo a Lima en una ciudad tomada. El sistema político oficial
se encuentra colapsado frente a esto y la respuesta de los sectores populares
es la organización en torno a “sistemas autónomos de vigilancia barrial.
La presencia de provincianos en la
capital no es solo un caso aislado, es un caso representativo de una realidad
nacional señala el autor. Se muestra a estos migrantes como una fuerza que transformo
el rostro del país. El contraste que señala entre los migrantes andinos de las
décadas de 1950 y 1960 con los migrantes del contexto. Los primeros tienen
demandas paternalistas frente al estado, los segundo buscan transformar con sus
propios medios frente a la incapacidad de este.
Lo ilegal se institucionaliza y es la
nueva cultura a la que “el Perú oficial solo puede responder con el escándalo,
la indiferencia o los intentos esporádicos y violentos para hacer sentir que
sigue existiendo más allá de los límites de la inmensa casba limeña”. Los
sectores contestatarios avanzan en la ciudad dejando a los sectores
tradicionales encerrados en reductos cada vez más exclusivos y influyendo de a
pocos en sus patrones de conducta, incluyendo a la banca y sectores
industriales. El contexto de crisis impulsa este estilo contestatario
caracterizado por la ilegalidad. El fenómeno no es comprendido por las diversas
instituciones oficiales o tradicionales. Sin embargo, señala que el estilo
tiene un valor positivo, ya que condenarlo sería condenar la misma creatividad
del hombre peruano. Propone canalizar este impulso en la construcción de un
orden social más justo y más nuestro.
4.
LA CRISIS DEL ESTADO Y EL DESBORDE POPULAR
En este capítulo se ahonda la
existencia de dos Perú. Uno formal y otro informal. El formal se caracteriza
por la presencia del Estado, el centralismo, los partidos políticos
tradicionales, la burocracia, entre otros. El informal se caracteriza por
representar al Perú marginado. Señala que este contraste es heredado desde la
época colonial y tiene existencia durante un periodo largo de la república.
Las ciudades son los centros
privilegiados por el Perú oficial. Mientras que en las regiones del otro Perú
se impulsaba el maltrato y explotación de los recursos. Todo este sistema, como
señalamos en líneas previas es heredado de un sistema colonial y a la vez por
los primeros años de la república. Un momento determinante en la historia entre
estas dos realidades es la Guerra del Pacifico, la cual represento un duro
golpe para la economía del Perú formal, pero también puso de manifiesto al Perú
informal con su participación en la campaña de la Breña, ya que se reclamaba
tan peruano como el oficial. También se menciona que los pocos cambios en la
relación de estas dos realidades opuestas empiezan a mostrar las primeras
señales de problemas. La escaza representación del Estado-nación y el problema
de la identidad nacional aun no llegan a hacer crisis durante el cambio de
siglo. Por otro lado, también señala la llegada de ideologías foráneas
adaptadas a la realidad nacional. Sin embargo, terminaron desfigurando la
realidad. Por ejemplo, “la aspiración del artesanado y el proletariado de la
naciente izquierda era, no la transformación de los términos y relaciones entre
lo oficial y la nación plural de las mayorías, sino la mera captura y
aprovechamiento de las estructuras de poder del Estado oficial.”. Las
transformaciones más profundas se dan a partir de la década de 1950 con la
aparición de las primeras barriadas a causa de la migración de pobladores
andinos. Otros elementos que dinamizaron más este proceso son: la Reforma
Agraria, los cambios en la economía, entre otros. Los cuales, a la vez
incrementaron la problemática nacional. Es la explosión de problemas acumulados
a lo largo de todos muchos años .Señala a las invasiones como el ejemplo
perfecto para poner en manifiesto el contacto entre la cultura oficial y la
cultura andina, ya que estas tomaron los predios de la primera, así como
también impusieron nuevos estilos en constante desborde y expansión en la
economía, la política, la educación, entre otros.
Nos indica que el Perú de esa época
(1984) es un espacio dominado por la presencia de representantes de todo
el país. La fuerza del sector contestatario se encuentra balanceada frente a
algunas instituciones oficiales que conservan el poder económico. Sin embargo,
se resalta que es la primera vez que desde la época colonial es visible una
totalidad peruana. La “informalización” es un fenómeno que actúa frente a la
inoperancia del Estado. “El Perú oficial no podrá imponer otra vez sus
condiciones. Deberá entrar en dialogo con las masas en desborde, para favorecer
la verdadera integración de sus instituciones emergente en el Perú.
COMENTARIO
José
Matos Mar con su texto nos ayuda a comprender el proceso de
transformación que había vivido el país producto de las migraciones que
empezaron con fuerza en los años 50.Desde entonces, el Perú dejó de ser un país rural y se convirtió en un país urbano. Pero no solo esto: esta transformación fue producto del peruano de las provincias, aquel a quien hoy llamamos emergente. El Perú cambió de rostro y su transformación no solo fue política y económica sino social. De pronto, el Perú aún virreinal pasó a tener el rostro mestizo que hoy le reconocemos con orgullo.
DESBORDE POPULAR Y CRISIS DEL ESTADO EN PTT
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